Este es un relato de un momento en el que Pluc no se sentía muy a gusto con él mismo, estaba un poco confundido y solo. Pensó entonces que si su pelo no fuera tan parado, sus ojos fueran menos saltones, sus dientes un poco más blancos y parejos o su voz llamara menos la atención, tal vez así se sentiría mejor y tendría más amistades. Sin embargo, el problema era que, con todos estos cambios, no era él mismo.
Por dicha, su capacidad de introspección, junto con el amor y respeto de sus amigos Lala y Dun-Dun, le ayudan a comprender la importancia de aceptarse con sus cualidades, potencialidades, retos y limitaciones, reconociéndose como el ser único y especial que todas y todos hemos llegado a querer. De esta forma Pluc, Lala y Dun-Dun nos recuerdan la importancia de apreciar nuestro cuerpo sin enfocarnos en su apariencia, sino dándonos cuenta de todo lo que nos permite disfrutar, además de valorar la riqueza de la diversidad y reconocer que todas las personas, sin importar sus condiciones, tenemos los mismos derechos.