La Fundación PANIAMOR manifiesta su preocupación y consternación ante la situación dolorosa y angustiante que vive una adolescente de 13 años cuya hija de 9 meses fue secuestrada el pasado fin de semana. Para ella y su familia, nuestra solidaridad en estos momentos de pesar.
Nuestro país, tiene un sólido y robusto marco legal para la protección y garantía de los derechos de las personas menores de edad que amplía la capacidad del Estado y sus instituciones para prevenir, identificar, denunciar, investigar y sancionar situaciones de vulneración de derechos de las personas menores de edad, como la que hoy nos preocupa.
Sin embargo, este mismo hecho deja al desnudo los vacíos, las brechas y las inconsistencias, legales, institucionales o sociales y culturales, que persisten y se constituyen en trampas de vulneración, victimización y revictimización de las niñeces y las adolescencias en mayor vulnerabilidad quienes deben ser siempre las personas más protegidas en nuestra sociedad. A veces pareciera que hemos avanzado poco en el cambio cultural necesario para poder asegurar que en Costa Rica todas las personas menores de edad importan, están protegidas y son cuidadas al máximo nivel.
En esta situación concreta, producto de una violación según la define nuestro marco legal, no podemos perder de vista que el embarazo y la maternidad en niñas y adolescentes sigue siendo un hecho sedimentado en la violencia de género y las desigualdades sociales, que además constituye una amenaza para la vida, la salud y el desarrollo de la niñas y adolescentes madres y de sus bebés.
En este contexto, no podemos dejar de señalar y lamentar el manejo por parte de algunas autoridades, medios de comunicación y personas ciudadanas vía redes sociales, en el que el lenguaje utilizado contribuye a reafirmar mitos y estereotipos que legitiman las relaciones abusivas de poder en perjuicio de las personas menores de edad y, a su vez, limita esa protección estatal efectiva a la que tienen derecho las niñas víctimas en sede administrativa y judicial.
Llamamos la atención también sobre las narrativas que califican y juzgan ligeramente lo ocurrido como un “descuido”, pasando por alto la condición de vulnerabilidad de esta adolescente madre, de su bebé en particular, y de su entorno familiar y social en general, que permite comprender que estamos frente a un caso típico de violencia basada en género, donde el agresor violenta a una adolescente, por su condición de mujer y de edad, lastimándola y exponiendo a peligros a la bebé.
Desde Fundación PANIAMOR hacemos un llamado respetuoso pero enfático, a las instituciones públicas con mandatos relacionados para que de manera diligente cumplan con la obligación indelegable de protección que compete al Estado, tomando en consideración los siguientes aspectos:
- Que esta adolescente y su bebé son titulares de los derechos humanos de los que gozamos todas las personas y, a la vez, de derechos específicos y especiales de protección en razón de su edad y condición de dependencia.
- Que las violencias vividas por esta adolescente madre no son hechos aislados sino que responden a múltiples vulneraciones de derechos que se producen en el contexto de las desigualdades que impactan la vida de estas personas menores de edad y sus entornos familiares y comunitarios.
- Que sus acciones contemplen el fortalecimiento de una red de apoyo en la comunidad para esta adolescente en particular, así como para otras adolescentes que requieran de acompañamiento y apoyo para evitar que sean víctimas de violencias similares.
Finalmente, exhortamos a la comunidad costarricense en general a asumir nuestra corresponsabilidad en los cuidados de todas las personas menores de edad que habitan nuestro país y la protección de sus derechos sin discriminación alguna.
Dado en San José, a los 12 días de abril de 2023.