En este cuento Pluc nos comparte una historia de su primer día de clases, ese día con tantas emociones encontradas que casi todas y todos recordamos. La verdad es que a él le encanta ir al Jardín de Niñas y Niños. Este se ha convertido en un lugar de felicidad, no sólo por todo lo que ha aprendido, sino también por los vínculos que ha podido construir con las personas que ha conocido ahí.
A través de esta historia nos recuerda entonces que los centros educativos deben ser lugares que giren alrededor de las niñas y los niños, siempre respetando sus derechos, promoviendo que en todos los rincones se escuche y valore su voz y abriendo espacio para la imaginación, la creatividad y la empatía. Precisamente, todo esto fue lo que él encontró desde ese día uno, en el que conectó emocionalmente con sus pares y asumió un rol activo frente a las dificultades que se presentaron, proponiendo soluciones innovadoras que fueron aceptadas y apoyadas por la maestra, por su familia y por las demás niñas y niños.