En esta historia vemos a Pluc en su papel de amigo, acompañando a Lala mientras ella pasa por una experiencia emocionalmente difícil. Este es un relato lleno de empatía, en el que Pluc verdaderamente conecta con Lala, sin obligarla a cambiar inmediatamente lo que ella está experimentando, sino más bien sintiendo con ella desde un lugar de vulnerabilidad, apertura, aceptación y respeto.
Es así como este cuento nos incentiva a conectar con nuestro propio mundo interno –que está compuesto por sentimientos, sensaciones, pensamientos y necesidades-, especialmente durante esos momentos retadores de la vida. A la vez, se fomenta el cuido de la salud mental de todas y todos, botando el mito de que existen sentimientos buenos y malos, y en cambio permitiéndonos sentir lo que sentimos, acompañando a otras personas con empatía y escuchando el mensaje que nos traen nuestras emociones.