El Castigo físico (CF)1 es parte de la vida cotidiana de muchas niñas y niños alrededor del mundo. Se ha instituido, en un número importante de países, como una práctica de crianza, que las personas responsables del cuido de niñas y niños2 deben realizar para asegurar el debido cumplimiento de las normas sociales establecidas en la colectividad. Una madre o padre que no lo hace, estaría incurriendo en el riesgo de no educar, de manera adecuada, a sus hijas e hijos. La normalización del castigo físico ha generado, históricamente, que se le invisibilice como violencia y, aún más, como el incumplimiento de derechos fundamentales de las niñas y los niños.
Según las Naciones Unidas, en su Informe de la Secretaria Regional para el Estudio de América Latina, Cuba y República Dominicana en El Caribe, en el relato de niñas y niños, la violencia física, específicamente el castigo físico, se expresa en golpes, patadas, pegar con diferentes objetos o con lo que se tenga al alcance de la mano: zapatos, bejucos, chilillos de caballos, fajas, cables, mecates, alambres de púas. Este tipo de castigo es ejercido más hacia los niños que hacia las niñas. En el área rural, las niñas expresan recibir castigos físicos con rajas de leña. Algunas niñas y niños manifiestan que el abuso puede llevar hasta la muerte.