El fin de la Campaña “Educa. Sin pegar”, es ofrecer alternativas de crianza positiva, para que las familias puedan disfrutar de una vida plena e integral. En medio de este esfuerzo, con frecuencia nos encontramos con algunos preceptos religiosos que se constituyen en defensa para aplicar el castigo físico y humillante a niñas y niños.
Desde el punto de vista religioso, a través de la historia de la humanidad, se ha fomentado el concepto equivocado de un Dios agresor, violento y castigador. Esto ha hecho que los padres y las madres, en un intento por imitar a Dios, apliquen esos preceptos en su esfuerzo por educar a sus hijas e hijos.